A veces es increible pasear por esos pasillos y darse cuenta de la cantidad de habilidades o artesanos que hemos dejado por el camino. En el último viaje a León nos dimos cuenta de que ahora es casi imposible conseguir gente que te haga esas filigranas, y que el pasado no es siempre como llega al presente.
¿sabes a mí que me da mucha nostalgia? La voz de la tía Esther en el supermercado llamando a la dependienta, el abuelo explicándome cuántos botones lleva una sotana, la tía Rosi con la cara llena de crema, la foto grande que la Tía Tere tiene de Teresina en el salón, Carmen y su décimo cumpleaños, Buergo y su sidrina en la Plaza de la Magdalena, la tía Carmen enseñándome cuadernos de matemáticas, la abuela en la mesa de la cocina del Barco contándome algunas viejas leyendas, tu leyéndome para dormirme Ví una lágrima en sus ojos e incluso yo aprendiéndome..."no volaba la paloma de alas blancas...". Eso sí me da nostalgia feliz... inmensamente feliz. :)
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A veces es increible pasear por esos pasillos y darse cuenta de la cantidad de habilidades o artesanos que hemos dejado por el camino. En el último viaje a León nos dimos cuenta de que ahora es casi imposible conseguir gente que te haga esas filigranas, y que el pasado no es siempre como llega al presente.
¿sabes a mí que me da mucha nostalgia? La voz de la tía Esther en el supermercado llamando a la dependienta, el abuelo explicándome cuántos botones lleva una sotana, la tía Rosi con la cara llena de crema, la foto grande que la Tía Tere tiene de Teresina en el salón, Carmen y su décimo cumpleaños, Buergo y su sidrina en la Plaza de la Magdalena, la tía Carmen enseñándome cuadernos de matemáticas, la abuela en la mesa de la cocina del Barco contándome algunas viejas leyendas, tu leyéndome para dormirme Ví una lágrima en sus ojos e incluso yo aprendiéndome..."no volaba la paloma de alas blancas...". Eso sí me da nostalgia feliz... inmensamente feliz. :)
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